I’m every woman

Tengo un secreto inconfesable que suelo declarar a la primera de cambio como parte de mi terapia personal: tengo un gran sentido del ridículo. Supongo que de ahí surge la necesidad de demostrar continuamente que soy excelente hasta en las pequeñas cosas. Todo un desborde de energía que, a veces, se desparrama…

Sin embargo, y ahí radica lo grande de esta vida, en mi carrera profesional he ido tomando diversos caminos hasta llegar al área de Comunicación. Y a pesar de mis 'vergüenzas', parece que se me da bien y todo. Últimamente, me he atrevido a realizar talleres sobre cómo mejorar la Comunicación y conseguir llegar, de verdad, y perdurar con nuestros mensajes. En ellos, reflexionamos, (¡y experimentamos¡), sobre la esencia de nuestros comportamientos y hacemos visibles algunas verdades que, aunque siempre estuvieron ahí, pasamos de largo, tan atareados como estábamos en nuestra carrera de perseguir (im)posibles.

Una de esas verdades en mayúscula es que las personas, no somos una, sino muchas personas a la vez.

Todos los que quieran convencernos con sus mensajes o con sus canciones deberían saber que no siempre vamos a hacerles caso, porque en función del momento en el que nos hablen, ni siquiera vamos a oírlos. En un contexto en el que somos literalmente ‘atacados’ con mensajes publicitarios, a cualquier hora y en cualquier canal, con gracia o sin ella, tenemos que recordar que lo único que nos hace levantar la vista es que algo o alguien nos haga sentir especiales.

Me gustaría compartir varias circunstancias personales en las que, por alguna razón, me he sentido especial. Las describiré como algunas de las mujeres que hay en mi. Así iré repetiendo un mantra esencial para todos aquellos que queremos que nos escuchen : “no somos una sola persona, sino muchas a la vez”.

TODAS LAS MUJERES QUE HAY EN MI ( I'M EVERY WOMAN)

MUJER-HADA

Trabajábamos sin tregua y sin límites, en un entorno de emoción y tensiones en el que cualquier hecho fortuito y ajeno a tus funciones, podía hacer que un día se torciese y acabara mal. Lentamente, nuestras distintas personalidades se fueron mimetizando con aquella cultura empresarial. Un día, se presentó en las oficinas un desconocido, -un consultor, dijeron-, que venía a hacer un assessment a los directivos. En nuestra segunda sesión, me dijo: “¿qué haces aquí, si eres un hada?”. Sus palabras me hicieron reflexionar durante días, porque nunca había pensado que yo no cuadraba allí. Al marcharse me regaló una varita, que aún conservo. El trabajo me duró bastante menos…

MUJER-VITAMINA

'Siempre tienes que aportar valor', me repetía, y seguía trotando, corriendo, de aquí para allá,  incansable. Intentando demostrar quién sabe qué, como si todo lo que ofrecía no fuera ya suficiente. Así es mi día a día desde aquel en que decidí convertirme en líder de mi propio proyecto, de mi empresa y de mi futuro. Una tarde, una de aquellas en las que ya estaba exhausta, una mujer a la que conocía vagamente me llamó por teléfono y, al despedirse, me dijo: “eres de las personas a las que siempre apetece llamar porque, después de colgar, sientes que te ha llenado de positivismo”. Me bautizó como mujer-vitamina, y me alegró la semana.

MUJER-TIBURÓN

Hay veces, aunque cueste creerlo, en los que las palabras menos edulcoradas pueden ser la fórmula que algunos utilizan para hacerte sentir especial. Probablemente quienes te transmitan este mensaje no sean ni tus amigos del alma ni conocidos afines a ti, pero han elaborado sus palabras y después de un tiempo aún resuenan en tu cabeza. “Eres una mujer-tiburón: que nunca descansa, que está permanentemente al acecho, que sale a cazar sola…”. Que a estas alturas de mi vida haya podido dejar atrás (un poco) mi faceta “social” y “flower-power” es, en realidad, un auténtico regalo.

MUJER-TACHÁN

Nuestro carácter y comprotamiento actual es un derivado de las circunstancias. Y yo empecé con las ganas y la inseguridad de los de clase humilde, que saben que tienen que escuchar, aprender y esforzarse antes de decir nada. Además, comencé profesionalmente con la obligación de cuadrar todos los números, hacer gráficos sin demasiados brillos, y con la limitación de solamente opinar  “de lo que digan las cifras”. Poco a poco me fui liberando y pude dejar volar a mi imaginación, a mi intuición, a mi pasión y a mi naturalidad, tan propias de mi. Hace poco me convertí por arte de otra mujer en mujer-tachán, capaz de transmitir cosas de utilidad a los demás desde la pura emoción… ¡Tachán!

MUJER-MARY POPPINS

Cuando éramos pequeños, íbamos a menudo, mi madre, mi hermano y yo, al cine del barrio, con una bolsa llena de bocadillos, palomitas y botellas de coca-cola, (¡fiesta!), y nos quedábamos viendo películas en aquella sesión sin fin de las tardes. Los clásicos de Disney, eran nuestros favoritos. No hace mucho, una clienta, ni siquiera una de las más allegadas, al mandarme su testimonial sobre el trabajo juntas, me dijo algo que me conectó con aquella época tan mágica de la infancia: “…Entonces, llegó ella e hizo como Mary Poppins: puso cada cosa en su sitio para que todo cobrará sentido”.

Todas estas experiencias personales demuestran que aquello que nos llega de verdad es, más allá de quien lo diga, aquel mensaje o palabra que nos vuelve a conectar con lo más profundo de nosotros o con algo muy personal. Y en cada etapa de nuestras vidas, o en función de nuestras circunstancias, o incluso, en un momento distinto del día, lo que nos afecta puede ser diferente. Solamente si nos hacen sentir especiales, aquellos mensajes perdurarán en el tiempo…

 

MI EXPERIENCIA EN 3 LÍNEAS:

EL DESAFÍO

Para alguien tan emocional como yo, mi mayor reto es conseguir conectar con las personas más racionales que yo, que son, por supuesto, la mayoría.

EL LOGRO

Conseguir que después de un ‘viaje’ con Softlanding, no solamente hayamos hecho brillar un proyecto, sino los ojos de las personas que lo dirigen, es maravilloso, porque vuelven a reilusionarse con él.

EL APRENDIZAJE

Los mayores éxitos se consiguen siendo uno mismo, no matter what. 

 

Cristina Masachs

CEO Softlanding

 

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