03 Abr Una nueva perspectiva
Cuando miramos durante largo tiempo hacia un punto y nos concentramos profundamente, quizás para resolver un pensamiento enredado, acabamos teniendo una visión borrosa de la imagen, o bien, podemos acabar mareados. Si además lo que estábamos pensando era algo que nos preocupaba, el problema sigue ahí.
Eso les pasa a los fundadores de una empresa en el caso en que tengan que tomar una decisión difícil, como por ejemplo, decidir quién les va a suceder en el negocio o cómo hacer frente a los malos resultados. Y no solamente ellos, sino también a los altos ejecutivos de empresas de referencia, cuando la tendencia del mercado les lleva a un punto de no retorno y tienen que tomar decisiones drásticas para seguir existiendo. Y finalmente, también a los soñadores, aquellos futuros emprendedores que saben a lo que les gustaría dedicarse, pero que temen equivocarse de estrategia. Todos ellos siguen mirando a ese punto fijo en la lejanía.
Para dejar ese punto y avanzar, a todos ellos les receto hoy algo tan simple como osado: un cambio de perspectiva.
Solamente podremos obtener un nuevo enfoque, en muchos casos, determinante para el futuro de nuestro proyecto, si somos capaces de mirar desde otro punto de vista: no el de siempre, no el que proyectamos de forma natural. Parece sencillo, pero es lo que más nos cuesta…
Cuántas veces no habremos oido las siguientes frases:
“quién va a saber más de mi negocio que yo, que llevo 20 años en él…”
“cuando contratamos a alguien de fuera, siempre nos acaba ofreciendo aquellas ideas que nosotros ya teníamos en mente”
“tengo muy claro lo que hay que hacer, lo difícil es empezar y que el equipo lo implemente correctamente”
Muchas veces ni tan siquiera es importante QUÉ vamos a hacer sino CÓMO lo vamos a hacer…Os propongo pues, observar por unos minutos vuestro proyecto, negocio, departamento, marca o aquello en lo que os responsabilizáis, desde una nueva perspectiva.
NUESTRO PROYECTO DESDE LA PERSPECTIVA DE…
LOS CLIENTES
Aunque parece obvio, no preguntamos nunca lo suficiente a nuestros clientes, ni les escuchamos activamente. Y eso que contamos con innumerables canales de comunicación en los que libremente nos dicen qué les encanta, qué les molesta, qué valoran de nosotros… Por eso, propongo una mirada directa, atenta y profunda a las redes sociales para entender que no somos más de cómo nos ven ellos. Si, por el contrario, nuestro negocio se basa en el B2B, y contamos con fieles clientes, ¿les hemos preguntado directamente y últimamente cómo nos ven y cómo podemos mejorar para que nos quieran para siempre?
LOS EMPLEADOS
Siguen ahí, puntuales, comprometidos, llevando sobre los hombros los cambios, las transformaciones y los años que pasan. Los empleados son los que hacen posible que la maquinaria de los sueños entregue a nuestros clientes aquello que desean. Sin embargo, como siempre están, muchas veces se hacen tan cotidianos que se vuelven invisibles. Os animo a levantar la vista del ordenador, salir del despacho y preguntarles cómo se sienten, cómo ven la evolución de la compañía o qué podríamos hacer mejor. Tenemos que involucrarles, hacerles sentir que de verdad cuentan, y mucho. ¡Cuántas grandes ideas no habrán pasado de largo por no haber preguntado a nuestra gente…!
LOS “OTROS”
No lo decimos, pero así es como muchas veces los sentimos. Es el caso de los departamentos 'contrarios' al nuestro en las empresas a partir de cierto tamaño. Son aquellas áreas que tienen teóricamente objetivos opuestos, o culturas distintas, o ritmos diferentes: comercial contra producción, marketing contra finanzas, logística contra trade…, todas ellas protagonizan las típicas trifulcas en las compañías grandes. Sin embargo, el punto de vista tan especial de unos sobre el hacer de los otros, a partir de su propia experiencia, podría ser muy interesante. Si pensamos más allá e incorporamos un inspirador objetivo común, sería muy valioso ponernos por una vez los unos en lugar de los otros: ¿qué tal una sesión cambiando de rol?
LOS PROVEEDORES
Son los grandes olvidados: los colaboradores, calificados como “externos” en la mayoría de los casos. Y sin embargo, los proveedores son muy objetivos en la opinión sobre nosotros y nuestros servicios, porque ante ellos nos comportamos tal cual, sin filtros. Les apretamos en todo: con las fechas de entrega aunque sea causada por propia ineficiencia; con los precios, para mantener unos márgenes cada vez más débiles; con la calidad, a pesar de que antes les habíamos pedido que mantuvieran precios…Les tratamos desde hace mucho tiempo, y les exigimos más y más, ¿por qué no preguntarles ahora sobre su mirada hacia nuestro negocio, marca o producto? Nos sorprenderá su respuesta, y a ellos, que les pidamos su opinión.
Este es solamente un pequeño ejemplo de cómo solamente cambiando las personas a las que les preguntamos, o con las que contamos, podemos obtener respuestas que nos van a ayudar a mejorar nuestro negocio con medidas concretas. Los inputs más valiosos son los de hoy, los de ayer o hace un tiempo, ya no tienen vigencia.
Aparte de esta, hay muchas otras perspectivas a analizar, como por ejemplo convirtiendo el producto en un servicio, para analizar qué beneficio perciben realmente nuestros consumidores al comprarnos, u observar nuestro negocio excluyendo las actuales estrecheces, para ser capaces de visualizar oportunidades, invertir en ellas a pesar de la situación actual y conseguir darle la vuelta …
En resumen, lo más importante es ser capaz de parar un instante y desde ahí, hacerse preguntas desde una perspectiva distinta a la habitual, no la de siempre, no la que proyectamos de forma más natural …
MI EXPERIENCIA EN 3 LÍNEAS:
EL DESAFÍO
En situaciones complejas, es difícil pensar en parar cuando el tiempo corre tan deprisa y en contra. Pero detenernos para tomar perspectiva a veces es lo único que puede salvarnos.
EL LOGRO
Después de una sesión con emprendedores con un plan demasiado complejo para su idea, descubrir con ellos el “plan perfecto” para comenzar a volar desde el minuto 0, solamente mirando el plan del revés.
EL APRENDIZAJE
La estrechez de recursos, especialmente el dinero y el tiempo, son el mayor bloqueador a un cambio de perspectiva, pero sin esa apuesta, no se produce ningún avance relevante.
Cristina Garcia-Masachs, founder of Softlanding
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